¡Juega al escondite Conmigo!

Hace casi cuatro años que mi primer perro, mi querido Bebo, nos dejó de forma inesperada y aún hoy se me inundan los ojos al contemplar detenidamente sus fotografías y todavía no me he atrevido a verlo otra vez con vida en los vídeos que le hicimos. Es cierto que daba por completado mi duelo por él y su imagen ya se me desdibujaba en el jardín. Cauterizamos las heridas de los lugares que vivimos juntos, de los paseos, de las casas que compartimos en nuestros viajes al Norte. Nos despedimos poco a poco de los ocho años que nos dio y que nos supieron a poco.



Los últimos tres años, los vivió con Nuno, su compañero de juegos y excursiones, que nos encontró un día de agosto en la calle, en uno de nuestros paseos vespertinos y ya no quiso dejarnos. Nuno fue nuestro consuelo cuando Bebo murió. Fue el único que estaba a su lado cuando su corazón dejó de latir y durante casi cuatro años ha sido nuestra familia más íntima. Su dulzura y paciencia infinitas no solo nos llenó el corazón vacío por la ausencia sino que conquistó a todos los que lo conocieron. Y aquí ya hablo en pasado por que ahora es él el que nos ha dejado. Esta vez se ha convertido en la fuente de nuestro desconsuelo y de un dolor infinito.

Así como Bebo era todo efusividad y estrecho contacto físico, Nuno pidió su espacio desde el principio y pocas veces buscaba el arrumaco pero aceptada de muy buen grado el abrazo tierno y el arado de su pelo con la punta de nuestros dedos. Nunca quiso una pelota, no iban con el los juegos clásicos sino la carrera espontánea y el regate increíble, el ¡cógeme si puedes! y el escondite final abriendo un hoyo en la tierra bajo un matorral, imposible ocultación ya que él era un cruce de mastín.

Los juegos con Bebo si eran de otra naturaleza, más entre iguales, pero admitiendo casi siempre la mordida infantil en el cuello, de su hermano mayor y el revolcón expuesto. Ambos formaban una pareja curiosa, capaces de intercambiar sus papeles en el juego pero asumiendo cada uno su edad y destreza en la persecución o en el desgarro de sus presas de peluche.

Podría llenar páginas enteras con cada uno de los detalles que ahora se han vuelto trascendentales para nosotros y, que me perdone Bebo, pero son tan tangibles en el recuerdo de Nuno por lo reciente de su pérdida: Su gesto alegre e impaciente cuando reconocía las señales del paseo diario, su gemido inimitable cuando se ponía nervioso, su lengua balanceándose como una rosada corbata cuando el calor lo agobiaba pero a pesar de todo corría a nuestro encuentro, pero sobre todo sus labios soldados al suelo y la mirada expectante o alerta a todo lo que pasaba a su alrededor, mientras su cuerpo se refrescaba en las baldosas.

Ahora, el jardín se ha quedado vacío, el camino de sus paseos ya no es el mismo, sus cosas ya no están y sin embargo sigue jugando al escondite conmigo. De pronto aparece sentado escrutando el aire en su esquina preferida y cuando doy la vuelta ya no está. En los alcorques removidos, corriendo a lo largo del seto tras los chiquillos ruidosos o revolcándose en el césped como en un baño de verdor y frescura, en un gesto hogareño de propiedad, sigo encontrándomelo constantemente pero de repente ya no está.

Ya no hay paseos, ni encuentros con olores y perros, ni mordisqueo de hierba fresca ni el alegre trotecillo cuando lo libero de su correa. Su cola enhiesta y su majestuosa figura de mastín blanco sobre el pasto ya solo están en mis ojos y mi corazón. Por eso cuando sentimos que la pena se nos desborda como una catarata también nos consuela porque es cuando más cerca nos sentimos de él, cuando más nos parece que el puede vernos y jugar al escondite con nosotros.

Hemos amado a nuestros animales y sentimos la certeza de la frase de Anatole France “Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma estará dormida”. Nuestras almas despertaron con la llegada de Bebo. Lo amamos, y amamos también a Nuno y sentimos que ese amor ha inundado de dolor el mundo con su doble ausencia.

A mi querido Nuno, y por el recuerdo del incomprendido Bebo.

Sebastián y Josi (julio de 2016)


Gracias a AVHA, por dejarme este espacio para poner de manifiesto nuestro vínculo con nuestra familia que se nos fue.

Comentarios

  1. Queridísimos Sebas y Josi ya sabéis que comprendo perfectamente esos sentimientos, ese vacío en vuestro jardín y vuestra casa, pero no en vuestros corazones que están llenos de sus recuerdos. Miles de besos.

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  2. Espero que en el futuro un nuevo ser de cuatro patas vuelva a inundar vuestro jardín y vuestro corazón. Ojalá porque será un afortunado como lo han sido Bebo y Nuno.
    Mil besos

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  3. Yo también jugaré al escondite con él en mis mañanas de viernes desde cada ventana donde presenciaba su jornada de juegos y le diré con mi corazón al despedirme:sabes que eres el perrito más bueno del mundo? Y me marcharé de nuevo con el corazón hénchido...

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  4. Carmen López Sánchez28 de julio de 2016, 12:31

    Yo sintiéndolo de corazón, ya me conocéis, no soy amante ni de perros ni gatos, eso es así, los respeto y admiro con distancia, pero si alguna vez tuviese uno tendría que ser como Nuno, porque él era perfecto para mi, tan independiente como yo, y con una nobleza en su mirada que me vencía, me encantaba cuando llegaba a Galaroza y se tumbaba en la habitación de abajo, en la frescura de zaguán que tiene, y ése es mi lugar preferido de la casa cuando quiero estar sola y en mis cosas, el también eligió ese espacio. Es al único perro que he acariciado de forma más prolongada y sintiendo verdadero cariño. Su pérdida si ha sacado mis lágrimas porque para mi ya no era un perro, era mi Nuno.

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  5. Nuno fue muy especial para mí. Siempre que me veía venía a saludarme de una manera muy cariñosa. Duraba poco pero notaba que me tenía un cariño especial. Gracias a este perro y otros que hoy me rodean y con los que he compartido momentos especiales mi relación con el mundo canino y por extensión al resto de los animales ha cambiado. Por supuesto que Sebas y María han tenido también mucho que ver han sabido inocularme el respeto y el amor a los animales. Gracias

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  6. Sebastián López3 de agosto de 2016, 8:34

    Gracias a todos los que habeis comentando con tanta emoción este homenaje a nuestros perros.

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